De verdad que no miento cuando digo que me encanta, me supergusta, me flipa, me alegra el día ir a una casa en la que hay un recién nacido. Hay una cierta sensación de caos (siempre jaja en todas las casas y mas con Lucas de por medio jugando) pero hay una gran dosis de magia que lo inunda todo. Cada pequeño gesto es nuevo y nos hace mirar con los ojos bien abiertos. Vivir una mañana con esta familia, el día que Chloe cumplia justo una semana de vida, fue un verdadero regalo. Espero que os guste.